Finalistas Atlántico
Jaime Gutiérrez

“Esos 20 millones alcanzan para mucho, para cumplir nuestro sueño”

Enfrente de la vivienda de Jaime Enrique Gutiérrez Acuña pasa un arroyo que arrastra en los días lluviosos todo tipo de desechos. La casa que Gutiérrez levantó a golpe de trabajo, esfuerzo y sacrificios, todavía está en construcción y es por ello que, en este momento, el avezado comerciante vive entre puertas sin instalar, bolsas de cemento que reposan en los rincones, escaleras atravesadas en medio de la estancia, baldosas, ladrillos y arena esperando a cumplir su razón de ser y estar. Del segundo piso escapa un martilleo constante y rítmico que resulta sencillo hacer una alegre analogía con una canción cualquiera de rock industrial, entre las capas de polvo que se amontonan sobre el piso, Enrique reflexiona acerca de los resultados obtenidos cuando se trabaja con fundamento, seriedad y responsabilidad.

Gutiérrez Acuña sale de su casa después de 10 de la noche, todas las sagradas lunas rumbo al Centro de la ciudad a ganarse un pan luchado. Su negocio como mayorista de fritos cuenta ya con una nutrida y fiel clientela que le solicita las empanadas de carne y pollo, las carimañolas de queso, las papas rellenas, que se venden durante el día. Después de supervisar la operación nocturna que ejecutan los dos ayudantes con los que cuenta desde que su negocio empezó su ascenso, Acuña hace entrega de los pedidos, realiza los cobros y regresa a su vivienda del barrio Evaristo Sourdis a eso de las 9:00 a.m. cargado ahora con los materiales que requieren su hermano, el albañil, y el mayor de sus hijos, para seguir trabajando en los dos apartamentos que ya toman forma en la segunda planta de la vivienda.

Hace 10 años, esta casa que va en crecimiento era tan solo un lote baldío en donde Jaime levantó una pieza y trasladó a su familia sin pensarlo dos veces. Así de a poquito, con paciencia, terminó de levantar su pequeño castillo y hoy se encuentra a punto de concretar uno de sus mayores sueños, asegurar una entrada económica adicional para mejorar los ingresos de la familia.

“Mi sueño es que esos apartamentos queden bien porque yo los veo como si fueran mi jubilación”, dice Jaime algo serio y ceremonioso.

Jaime se enteró de que pertenecía al selectísimo grupo de las tres familias que resultaron favorecidas de la campaña, “Sueñamillones Brilla. Millones para cumplir tus sueños”, justo cuando descansaba de su larga jornada de trabajo, “estaba durmiendo cuando me llamaron y primero pensé que me estaban mamando gallo”, recuerda.

Esa tarde Jaime tuvo que recurrir a la madre de sus 4 hijos, para que esta lo trajera devuelta del mundo de los sueños y le dijera que sí, que en efecto tienen en este momento la posibilidad de ser los felices ganadores de 5, 10 o 20 millones de pesos. “Abracé a mi mujer y nos pusimos muy alegres. Esta bendición nos cayó del cielo y sirve mucho para terminar de arreglar la casa, lo que queremos es que nos quede bonita”, asegura Jaime, quien es un hombre de pocas palabras. 

“Les pido a todos mis familiares, amigos, vecinos y conocidos que voten por nosotros para que podamos terminar la casa y los apartamentos para poder alquilarlos y así mejorar el futuro de toda mi familia”, explicó.

Sonriente dejando escapar el brillo de la felicidad que la embarga, Nelly Barrios, la fiel escudera de Jaime, compañera de sueños, de proyectos, de vida… asegura que su familia se merece el premio de los 20 millones porque ellos son unas personas muy luchadoras que han conseguido lo que tienen con mucho esfuerzo y sacrificio.

“Yo les pido que voten por nosotros porque esos 20 millones alcanzan para mucho, para cumplir nuestro sueño” 

Si el Tomatero del que hace alusión la canción, estaba completamente seguro que recogiendo tomates algún día progresaría, Jaime ha logrado avances significativos en su vida gracias a los fritos. Son 800 fritos los que tiene que producir al día para sostener el ritmo de su vida que se ha ido encaminando gracias a los buenos consejos y a la compañía de la mujer que lo hizo sentar cabeza hace ya 22 años.

Soy tomatero/ lo sabe usted.... Recogiendo tomates sé que un día progresaré. 

Lenin Álvarez

Lenin Álvarez, un sobreviviente que sueña con terminar de acondicionar su casa

Corría el año 2001, el mundo entero había sido testigo de los ataques Kamikazes contra las Torres Gemelas y la paranoia y la desconfianza se habían instalado para quedarse a lo largo y ancho del globo. Esa mañana salió entusiasmado llevando en la mente ese sueño que estaba cada vez más cerca de convertirse en una realidad concreta, su rancho propio. Mientras ganaba algunos metros pedalazo a pedalazo, se iba acercando al lugar en donde iba a apartar algunos materiales de construcción que estaba necesitando para seguir levantando su casa sobre ese lote baldío que había obtenido recientemente gracias a su sudor y esfuerzo. Al ganar el puente ubicado en la calle Murillo con Circunvalar, sintió un escalofrío que le recorrió de la punta de los pies a la cabeza.

Lenin Álvarez, padre de dos hijos, comerciante y artesano, perdió el conocimiento en la mitad de la vía y estuvo a punto de ser arroyado por un autobús, varios buenos samaritanos que transitaban por el sector, le prestaron los primeros auxilios a tiempo. Una nausea persistente y un fuerte dolor de cabeza le indicó que no se trataba de una simple descompensación del cuerpo y una vez en la clínica se enteró de la gravedad del asunto, pasó la hospitalización, los estudios, el tratamiento, la cirugía… Lenin había sobrevivido a un aneurisma cerebral y además tuvo una veloz recuperación y no le quedó ninguna secuela. Hoy desde su casa propia en el barrio Villa Zambrano de Soledad, Lenin habla sonriente de los sueños cumplidos, de las segundas oportunidades que ofrece el destino, de la nevera que está estrenando desde hace nueve días gracias al crédito que obtuvo con Brilla, de sus hijos que han podido pisar la universidad, el mayor es graduado de Ingeniería de Sistemas y la menor cursa noveno semestre de Ingeniería Industrial.

Lenin, el sobreviviente, agradece a la vida seguir junto a los suyos, junto a su esposa, la mujer que conoció de pequeño en su pueblo natal, Cascajal, y con la que se reencontró en la gran ciudad para terminar enamorados y uniendo sus vidas hasta que la muerte los separe. Lenin que levantó su rancho a golpe de trabajo y de sacrificios, primero una piecita, luego la otra, el mismo que se metió con su mujer y sus hijos en esas cuatro paredes aún en obra negra, el mismo que hoy sonríe porque sabe que le vida le ha dado tanto y las buenas noticias no paran de llegar, hace menos de 4 días se enteró que gracias a la campaña, “Sueñamillones Brilla. Millones para cumplir tus sueños”, hoy está más cerca que nunca de cumplir otro de sus grandes sueños y ese es terminar su casa como Dios manda, ‘engallarla’, ponerla bonita, dejarla vea, ‘pepeada’.

“Si me llego a ganar el premio mayor que son los 20 millones, lo primero que haría es empañotar todas las paredes de la casa, pondría baldosas en los pisos, las ventanas, el cielo raso, las puertas, la pintaría y si sobra compraría un computador para que mi hija se ayude en los estudios”, señaló este artesano que se gana la vida fabricando monederos al por mayor.

Su hija Anacelly recuerda con alegría el momento en que se enteraron que habían resultado beneficiados entre miles de usuarios en todo el departamento del Atlántico con la campaña de Brilla. “Yo estaba a punto de irme para la universidad y mi papá también estaba saliendo para el Centro a comprar materiales. Al principio estaba incrédulo, nos tuvieron que explicar bien y bueno obvio que estamos muy felices”, señaló.

Para Anacelly su padre es el justo merecedor del primer premio por ser un hombre disciplinado, honesto y trabajador que con mucho esfuerzo ha sacado adelante a la familia. “Que él haya sobrevivido y que no tenga ninguna secuela es un milagro. Mi papá es un sobreviviente, es un ejemplo de lucha, por eso los invito a todos a que voten por él para que pueda cumplir el sueño de poner bien bonita la casa”.

A sus 57 recién cumplidos, Lenin agradece a la vida por tanto, por todo, por sus hijos, por haber logrado la admirable hazaña de convertirlos en profesionales siendo una persona de bajos recursos, por su casa propia, por la nevera nueva, porque gracias al pequeño emprendimiento familiar, hasta el momento, no se han acostado a dormir sin llevar un bocado de comida a la mesa, por la compañía de su esposa, esa mujer que conoció andando por las callejuelas del pueblo y con la que contrajo nupcias en ese pedazo de terruño de sus entrañas, un 30 de diciembre hace ya 26 años. 

Edgardo Jiménez

Edgardo sueña millones para honrar la memoria de su madre

A sus 69 años, Edgardo Jiménez Carbonell, nos recibe sentado en una vieja mecedora en la sala de la antigua casa en donde descubrió los secretos del mundo, ese mismo territorio mágico en donde exploró por primera vez la materia prima de los sueños. Esta antigua casa de enorme patio y largos callejones, la misma que fue primero de bahareque y palma, el orgulloso resultado del esfuerzo de sus padres, para Edgardo, no es solo cuatro paredes y un techo, no es solo el lugar que lo vio nacer y crecer, esta casa es un legado familiar, es, la memoria viva de sus padres.

La conexión entre Edgardo y la casa que lo vio dar sus primeros pasos, va mucho más allá de los evocativos impulsos de la nostalgia y la memoria, esta casa fue el anhelo cumplido de su difunta madre y el esquivo sueño de esa buena mujer, que la imaginó engalanada, pulida, bonita, y ese mismo sueño, es hoy el motor que impulsa a este pensionado amante del cine clásico, el béisbol y la salsa brava.

Durante esta semana, el siempre sonriente Edgardo, un hombre que asegura no darse mala vida con nada, ha multiplicado los motivos para la risa, gracias a la campaña, “Sueñamillones Brilla. Millones para cumplir tus sueños”, hoy está más cerca que nunca de cumplirle el sueño a su progenitora.

El día en que recibió la noticia que había resultado beneficiado entre millones de usuarios de Brilla de todo el departamento del Atlántico, Edgardo estaba frente al televisor mirando uno de esos filmes clásicos que tanto le gustan, de la época dorada del cine mexicano.

“Al comienzo no creía, porque uno puede pensar que son bandidos tratando de estafarlo a uno, pero cuando la muchacha me explicó, hombre eso fue una gran alegría”, señaló Edgardo quien a sus 69, todavía se pasea por las calles de su barrio, luciendo con frescura zapatillas marca Nike, camiseta deportiva y blue jean.
La humilde vivienda que ha sobrevivido al embate de las fuerzas naturales, a la furia de los arroyos, al paso del tiempo que no perdona, está enclavada en el corazón del populoso barrio Chiquinquirá, en un sector en donde todavía los vecinos toman el café en la orilla de las terrazas.

Hace exactamente 12 años murió su madre resguardada entre estas paredes y al resultar entre las tres familias favorecidas, Edgardo ve muy, pero muy cerca, la posibilidad de poner la casa como una ‘tacita de plata’, tal como lo soñaba su mamá.
“Lo primero que haría si me llego a ganar los 20 millones es poner el cielo raso, construir una paredilla que se cayó hace tiempo en el patio, arreglar la cocina, poner rejas en la terraza, arreglar el baño, adecuar las habitaciones, mejor dicho, pintar, pulir, cogerle todos los detalles para que la casa quede como soñaba mi mamá”.

Viudo hace 4 años, huérfano de padre y madre, Edgardo es un adulto mayor de alma joven y corazón fresco, al que le encanta sonreír. Su casa, su legado, lo comparte con sus dos hijas, un yerno y un nieto.
“Sé que mi papá tiene la posibilidad de ganarse o 5 o 10 o 20 millones y la verdad es que mi padre se merece el primer premio porque es un hombre amoroso, una persona muy especial. Se merece este premio porque él siempre ha querido cumplirle el sueño a mi abuela de tener la casa bien bonita”, aseguró Natalia Jiménez.

Edgardo espera honrar la memoria de su madre cumpliéndole el sueño de toda su vida, engalanando el rancho que construyeron sus viejos, esperando de corazón que, desde algún lugar de la inmensidad, ellos puedan ver la casa soñada, esa casa en el aire, como la de Adaluz de Escalona, para que la puedan ver desde las nubes. 

Con el apoyo de:

* El 5 de septiembre de 2018 se realizará el sorteo en las instalaciones de GASES DEL CARIBE S.A. E.S.P., ubicadas en la Carrera 59 No. 59-110 en Barranquilla para escoger a los 3 usuarios finalistas que del 1 al 31 de agosto de 2018 realizaron financiaciones mayores o iguales a $1.000.000 en los almacenes participantes con la base de datos de ventas registradas. Dicho sorteo se realizará con la presencia del delegado de la Secretaría de Gobierno. Ver Completo

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